En el caso de animales sacrificados entre los cuatro y los seis meses -llamados cochinillos y cerdos, respectivamente- hay que asegurarse de que existe una adecuada proporción entre carne magra y grasa, y esto es más importante aún en los cerdos que cuentan entre seis meses y un año. A esta edad, la carne ha adquirido un color rosado intenso y los huesos, rosados en los animales jóvenes, ya son blancos. Una carne de color rosa oscuro, los huesos blancos y quebradizos y la piel áspera son señales de que el cerdo, ha crecido demasiado, y si la carne es roja y de aspecto seco, vale más no preocuparse por ella. Si se advierten manchas marrones o amarillentas en la piel, si la carne se ve mojada y con una película resbaladiza y no simplemente húmeda, será de mala calidad; si se siente cualquier tipo de olor, es carne rancia.
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