Se ponen la levadura, la sal y el azúcar a desleír en poca agua. Se baten las claras a punto de nieve y se le agregan las yemas poco a poco mientras se sigue batiendo. Se les agrega la levadura ya preparada, la manteca, la harina, y se sigue batiendo despacio. Se forman las rosquillas, redondas y huecas en la mitad, se dejan reposar por 1 hora cubiertas con un paño. Una vez hayan subido un poco, se le hacen cortes verticales a los bordes y luego horizontales, intercalados, con una tijera. Se ponen a freír en abundante aceite, volteándolas con un palito, hasta que se doren y los cortes revienten. Se sacan y se dejan escurrir sobre un papel absorbente.
Tomado del libro Gran Cocina Colombiana, de Carlos Ordonez