Vaciamos y limpiamos bien los calamares, cuidando de retirarles la piel externa. Con un cuchillo muy afilado, cortamos el cuerpo en trozos pequeños y dividimos los tentáculos en dos manojos.
Pelamos las zanahorias, las cortamos en rodajas y las sumergimos en agua hirviendo con dos cucharaditas de sal hasta que se ablanden. Desenvainamos los guisantes y los añadimos al agua de la zanahoria. Cortamos los brotes de bambú en rodajas al sesgo. Asimismo, cortamos el tubérculo de jengibre en rodajas finas.
En una sartén grande y honda salteamos el jengibre, los guisantes, la zanahoria y los brotes de bambú.
Mezclamos en un cuenco el sake, el caldo de bonito, el azúcar, el resto de la sal, la salsa de soja y los aceites.
Incorporamos los calamares al recipiente, vertemos la salsa y lo llevamos a ebullición.
Disolvemos, entretanto, la fécula de patata en el triple de su volumen de agua y la derramamos en la sartén.
Lo llevamos otra vez a ebullición y removemos bien con una espátula de madera.
Repartimos el contenido en cuatro raciones; servimos caliente.