Es una de las formas más comunes, y también más sabrosas, de degustar los espárragos.
Su especialísimo sabor hace que el espárrago, sobre todo si es fresco, sea uno de los alimentos que menos necesitan de cualquier otro acompañamiento para resultar un plato exquisito.
Por lo general, los espárragos de sirven o con una salsa mahonesa o con una vinagreta.
La salsa vinagreta se prepara picando minuciosamente la cebolla y el huevo duro y mezclándolos después con aceite de oliva y vinagre al gusto.